miércoles, mayo 16, 2007

Reflexiones Sobre Educación en Chile.


La educación en Chile es tema de todos, un árbol de navidad al que todos se cuelgan para hablar, sin embargo, no existe un compromiso social de aquellos para con el sistema educacional existente en nuestro país.

Referido a lo anterior, cabe señalar que uno de los objetivos de la educación, incluido dentro de los Planes y Programas, es el de “enseñar a los alumnos para la vida”. Por lo tanto, los alumnos deberán aprender en la escuela los componentes necesarios para la vida; pero ¿qué tipo de vida? La vida profesional, la del trabajo, esa vida en la que el sujeto se somete a un sistema laboral en el que el desarrollo de la competencia es primordial y fundamental para conseguir trabajo, transformándose en el precepto básico de la ley de supervivencia.

Citando al destacado académico chileno Humberto Maturana, quien postula lo siguiente en relación a la competencia: “se define en la negación del otro bajo el eufemismo: mercado de la libre y sana competencia. La competencia no es ni puede ser sana porque se constituye en la negación del otro.” La competencia es la negación del otro y en la educación el eufemismo de la sana competencia suele aparecer para justificar ciertas conductas del mercado; por ejemplo, lo que sucede con el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE), que muestra la competencia que genera la obtención de un buen puntaje de colegio, a nivel nacional, puesto que, de esta manera, el establecimiento educacional es beneficiado por fama y reconocimiento , los cuales hacen crecer el valor comercial del producto que ofrecen a la comunidad: la Educación de Calidad.

Respecto a la Educación de Calidad, mucho se dice que el lucro es el que divide “los mejores colegios de los no tan mejores” (salvo por los colegios municipales de excelencia que se resisten a eliminar la selección de alumnos). El lucro, es el medio por el cual se puede alcanzar una educación de calidad. Tal vez, para algunos sostenedores sea un fin; pero no para la Educación.

Dentro de los comentarios últimos del SIMCE, siempre se ha mostrado la diferencia entre los colegios pagados y los colegios no pagados, se dice que siempre los mejores resultados pertenecen a colegios privados y que en ellos están los resultados más significativos de la medición, lo que no es así. Porque como señala Jesús María Redondo, académico español de la Universidad de Chile, los resultados que muestran un mayor desarrollo de las capacidades pertenecen a alumnos que se están educando en colegios llamados subvencionados y, en mayor cantidad, alumnos que están dentro de la enseñanza municipalizada. Es en estos centros educativos en que los discentes llegan con un capital sociocultural bajo y/o medio, y es la escuela la que entrega a los niños ayudas de diversa consideración; en cambio, en los colegios pagados los alumnos en su mayoría llegan al establecimiento educacional con un capital sociocultural estable, lo que muestra que mayor es el aporte que hacen los colegios no pagados al desarrollo de los alumnos.

En el caso anterior, además de mostrar la educación de competencia entre colegios de distinta condición de financiamiento, se ve que un colegio por medio del lucro desarrolla sus objetivos educacionales y que otros, por medio de un tipo de financiamiento subvencionante, alcanzan sus objetivos. El concepto de competencia se plasma en los resultados de los colegios, la Prueba Simce, lleva a la competencia entre los centros educativos.

La competencia es lo que se desarrolla en nuestro sistema educativo, se fomenta la obtención de un producto final que los alumnos deben construir o alcanzar: la calificación. La “sana” competencia es la que inconscientemente lleva al alumno a su ejercicio escolar, y que más tarde al salir del sistema escolar obligatorio lo lleva a la universidad, y es en esta etapa en que sólo se persigue el objetivo de la realización profesional: obtener un puesto laboral confortable y en el que pueda posicionarse y transformarse en un profesional inamovible. Error de proporciones sería pensar eso, pero en la sociedad actual de Chile eso es aceptado. La realización personal debe estar enfocada a la realización profesional de cada sujeto, además de tener un principio de compromiso de solidaridad social, en el que el profesional no sólo compita por un puesto laboral, sino que también sea capaz de servir a su país o sociedad, asumiendo un compromiso de solidaridad con el entorno que lo rodea. Esta orientación tenían los próceres del siglo pasado cuando estaban en la universidad.

La educación, no sólo debe incluir enseñanzas de aprendizajes para la vida, sino que también debe añadir los principios y valores de responsabilidad social, con el fin de que la escuela enseñe a los educandos a que cada uno debe asumir un compromiso de servicio y de intercambio de responsabilidades que aseguren el desarrollo del país. Además, se hace necesario que la universidad, en su campo de enseñanza, transversalmente ponga como principios fundamentales el desarrollo de profesionales con compromiso solidario hacía su sociedad, para así “devolverle” a la sociedad la mano que tanto necesita, la de la ayuda que la saque del subdesarrollo.

El debate en el último tiempo se ha centrado en lo que se llama la calidad de la educación, pero ¿qué es la calidad de la educación? Es el tema del cual todos pueden hablar, calidad para unos es rendimiento, éxito en la competencia; reformar la Ley Orgánica de Enseñanza, para asegurar una educación y enseñanza de calidad a los sujetos que están en la escuela. Pero la educación de calidad, necesita no sólo competir, mejorar su ley Orgánica, sino que también asumir compromiso de formar ciudadanos con cierto grado de responsabilidad y compromiso con la nación. La verdadera educación de calidad es la que, aparte de formar sujetos para el mundo laboral, forma individuos integrales con principios y valores de compromiso social.

Ahora bien, el nuevo proyecto de ley General de Enseñanza tiene como objetivo derogar “ley marco” de educación con el objetivo de mejorar la calidad de la educación. Asimismo, este proyecto pretende derogar el lucro, aunque el lucro sea el incentivo hacia la calidad (puesto que desarrolla la competencia entre colegios y si se elimina el lucro, se eliminaría, una parte del incentivo a calidad). Es el mercado el condicionante en el desarrollo de la competitividad y en la educación, lo cual debe entenderse de la siguiente forma, el lucro es uno de los medios por los cuales se puede dar mayor calidad a nuestra educación.

La Educación en Chile, por último, pretende mostrar los conceptos de Competencia, Solidaridad, y Calidad. La competencia, que es innata a la condición del ser humano, se ve reflejada en la educación, ya sea en la educación o en los alumnos que llegarán al mundo laboral en el cual competirán. El concepto de solidaridad está referido a lo que se olvidada en la educación: el compromiso de responsabilidad social con el país al cual se le debe retribuir lo que nos da, tal como lo dice Humberto Maturana, antes el fin de la educación era formar sujetos que fuesen capaces de retribuir a su país lo obtenido, eso es lo que hoy tiene que volver a ocurrir. La calidad de la educación, entonces, estará dada por formar sujetos que sean capaces de competir, por cumplir un objetivo, asumiendo una solidaridad de ayuda cívica. Lo antes dicho es una de las tantas formas de darle calidad a nuestra educación en Chile.